El color nos rodea de tal manera que nos parece lo más natural del mundo. Estimula nuestros sentidos y hace que nuestras vidas sean más interesantes y variadas.
La emoción y la intuición predominan en el ser humano, mientras que lo racional es menos importante de lo que creemos.
El color influye directamente sobre la presión de la sangre, los músculos y los nervios y provoca importantes asociaciones en el cerebro humano. Por lo tanto puede tener efectos estimulantes o relajantes.
Por ello es importante elegir correctamente los colores en la oficina, porque es el que va identificar la tranquilidad y paz, o la reatividad en la empresa. El color que se destaca es el color blanco porque, da armonía y amplitud, hace que los espacios se vean más grandes, que la luz natural y la artificial, generan mayor claridad. Pero si en algún llegado caso, ver cuatro paredes de color blanca te hace sentir triste y sin vida, te aconsejo que puedes combinar una pared, con los siguientes colores como el gris, el verde o el amarillo. Así podría sentir más emoción y placer en estar en tu oficina, más agradable, de acuerdo a tus gustos.
El campo de visión del usuario en su puesto (superficies de trabajo y pantallas) es fundamental en el bienestar. Colores extremos, como pantallas rojas que sobreexcitan, o un alto contraste entre tableros negros y papel blanco, dificultan la concentración produciendo fatiga ocular y estrés. Por lo tanto, las empresas que decidan rediseñar sus oficinas deberían poner mayor atención en los puestos de trabajo permanentes que en las zonas de recepción o de paso. Recomendamos tableros de mesa color blancos o de maderas claras (haya o roble stella), porque ayuda a la objetividad y al trabajo intelectual. Además, crea un ambiente de orden, calma y control.